martes, 28 de octubre de 2014

Departamentos del fin del mundo

Hace no mucho una amiga me pasaba un link a un artículo periodístico sobre lo que parece ser la última vuelta de tuerca posmoderna en el ámbito académico: departamentos del fin del mundo en las más prestigiosas universidades del planeta. Así, en Cambridge tienen el Departamento de riesgos existenciales y en el archiconocido MIT han creado el Instituto de la vida del futuro. Alguien, optimistamente, podría llegar a pensar que las advertencias de la gran mayoría de la comunidad científica mundial sobre los peligros acuciantes a los que nos enfrentamos como especie - la destrucción nuclear, el cambio climático, el agotamiento de recursos - están empezando a cristalizar en algo tangible; alguien, muy optimista, podría pensar que este es el primer paso para concienciar a la humanidad y los gobiernos. Bien, alguien es muy gilipollas.
Resulta que estas lumbreras de la excelencia científico-académica están muy preocupadas por los peligros de la alta tecnología como: que un terrorista pirado cree un supervirus y extienda una pandemia mundial (no vuelvas a echarle la bronca al niño por ser fantasioso y estar en las nubes, tiene mucho futuro como guionista o doctorando del MIT) o que se cree una inteligencia artificial que nos amenace (sí, yo también echo de menos aquellos tiempos en que las publicaciones científicas se plagiaban de otros científicos y no del guión de Terminator).
Si te preocupas por el cambio climático
vendrá Terminator y te azotará el culo.
Pero si te preocupas por Terminator el
cambio climático acabará contigo así qué...
¡no te preocupes por nada!

Recapitulando, las universidades más prestigiosas del mundo han llegado a la conclusión de que el mayor peligro para la humanidad es... ¡llamarse Sarah Connor! La guerra, el hambre, el cambio climático... eso ya tal. Hay que preocuparse de unas máquinas que aún no existen porque si te preocupas por las consecuencias del fracking viene Terminator y te azota el culo.

Y ahora en serio, ¿inteligencia artificial? ¿Después de usar el corrector del móvil alguien cree aún en la IA? Es más, después de ver a estas lumbreras, ¿alguien cree en la inteligencia? De hecho, el mayor peligro para la humanidad proveniente de las máquinas es un pantallazo azul. O un pantallazo a secas (que otro ser humano coja una pantalla y te golpee con ella, vamos). Porque vamos a ver, ¡todos soñamos con tener un súper robot asesino! (porque todos soñamos con ello, ¿no? No soy el tipo raro, ¿no? Jejeje... ¡Oye! ¡No corras, vuelve!). Pero un súper robot asesino manejado con un control remoto, lógicamente. Hasta los perros de presa están entrenados para no atacar a sus dueños. ¿Quién sería tan imbécil como para construir la máquina de matar definitiva y dejarla suelta para que hiciese lo quisiera? ¡La construyes para manejarla tú! (es una forma de hablar, no es que yo haya pensado en ello y tal... jeje)
Pero nunca está de más hacerle un homenaje a pelis como Doce monos o Terminator. Aunque en este caso el homenaje involuntario sea la patética constatación de la des-inteligencia natural.
Pero para que no digan que siempre soy un pesimista, miremos el lado bueno: ¡no nos tenemos que preocupar por las armas nucleares, la súper población ni el cambio climático!
Hay que ver la de problemas que se resuelven con un par de guiones de ciencia ficción...

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